Muchachos de la ciudad (1937)

Melodrama en el que un joven se enamora de la empleada de una librería que abandonó a su familia en Buenos Aires. La inocencia y la pureza narrativa de Ferreyra no tienen igual en el cine argentino. La belleza de la puesta en escena se apoya en unos decorados que muestran influencias del art-decó (esas boîtes, esas fachadas). Muchachos de la ciudad es un film auténticamente porteño y romántico. Buena parte de la acción transcurre durante una noche en distintos lugares de la ciudad. La calle Corrientes se muestra circulada por colectivos, tranvías, coches y carruajes. Esta vez los personajes no se ponen a cantar en el medio de la escena, pero también hay lugar para el tango.