Hadewijch (2009)

Drama en el que una aspirante a monja es rechazada por un convento y vuelve a su casa en Paris. Bruno Dumont confirma los cambios evidenciados en Flandres (2006) a partir de una búsqueda espiritual y del abandono de la violencia explícita. Encuentra en el rostro de la debutante Julie Sokolowski, en la alternación de primeros planos y planos generales y en una historia de lo más simple el aire que necesitaba su cine. Si nunca llegará a ser el Bresson del siglo XXI, al menos ya empieza a parecerse a Jean Eustache en cuanto al trabajo con el cuerpo y la palabra. Lo que no es poco. Hay que destacar la utilización envolvente del sonido compacto, el hecho de que la protagonista siempre está al borde de la locura o la revelación, la precisión de algunos diálogos desde lo escueto, la abierta postura para captar lo invisible y la sensación de peligro en la única secuencia de “acción”. Dumont apuesta por lo real en un mundo material y de a poco se va desprendiendo de las provocaciones vacuas de sus comienzos para concentrarse en la esencia de las imágenes. Solamente en la resolución fuerza un poco la salvación y la película pierde la ambigüedad en pos de la evidencia del relato.