Cuento de terror de animación en el que un chico revive con electricidad a su perro atropellado en un pueblo de Pennsylvania. Remake de Frankenweenie (1984). Burton rehace su cortometraje de la década de 1980, respetando el blanco y negro, pero ahora con animación stop and motion. El problema de estos proyectos que intentan expandir una versión original corta es cómo llenar el espacio de más con el que cuentan. En este caso la respuesta no puede ser más obvia y previsible. Ahora no sólo el protagonista revive a su mascota, sino que sus compañeros de clase también reviven a las suyas. Por lo que el film se convierte en un festival de bichos en su parte final. Tal vez en manos de Joe Dante semejante concepto podría haber resultado. Pero Burton lo único que hace es cargar su film de fáciles referencias al género de terror clásico. Ni siquiera la técnica del stop and motion se luce. El look visual del film tiene una molesta sensación uniforme y digital. Que además tampoco ayuda a diferenciar las criaturas fantásticas de los personajes humanos. El único aporte atractivo resulta el personaje del profesor de ciencia que tiene un inconfundible parecido con Vincent Price. Pero otra vez, es más de lo mismo en el universo de Tim Burton, ya demasiado acostumbrado a los riesgos calculados dentro de la industria.
