Visitors (2003)

Cuento de terror en el que una marinera hace un viaje sola en bote alrededor del mundo y empieza a sufrir alucinaciones en el Océano Índico. El temor a tener sólo un personaje durante todo el relato lo hace a Franklin llenar el espacio con lugares comunes (las conversaciones con el gato, los flashbacks redundantes, las alucinaciones racionalizadas), sin darse cuenta que la premisa ya tiene todo lo que necesita el film. Por no hablar del melodrama barato que asistimos en los flashbacks, del barco visiblemente ubicado en una pileta y de la resolución absolutamente decepcionante que acercan el producto al terreno televisivo. Es una lástima porque Radha Mitchell es una actriz capaz de sostener el peso del relato, hay posibilidades abiertas para jugar con la percepción y el género fantástico, el escenario estaba dispuesto para un film aterrador y un par de imágenes son capaces de generar verdadera inquietud. El film es una oportunidad desaprovechada. Franklin vuelve al género en el que ha dado un par de buenos trabajos, Patrick (1978) y Psycho II (1983) , pero él y su guionista Everett De Roche siguen cometiendo los mismos errores (la infantilización de la historia, la falta de contención, simpleza, síntesis y las incoherencias en el cambio del punto de vista) de sus anteriores colaboraciones. Lastrado por las derivaciones del thriller tramposo y del melodrama culposo, el film es cualquier cosa menos una experiencia inquietante.