Policial en el que un ventrílocuo, un enano y un forzudo disfrazados roban joyas en una tienda de mascotas en una ciudad de Estados Unidos. A sus típicos escenarios de robos y crímenes, Browning agrega en este caso un sentido del humor tan negro como perverso. Además de ser un antecedente inmediato a Freaks (1932), este recurso potencia la naturaleza trágica del relato, La rigurosa utilización de planos fijos crea el mejor vehículo para la transmisión del horror.