The Secret Life of Dentists (2002)

Comedia dramática en la que un matrimonio de dentistas con tres hijas atraviesa una crisis cuando el esposo sospecha de la infidelidad de su mujer y empieza a sufrir alucinaciones en el condado de Westchester, New York. Alan Rudolph continúa con sus matrimonios infelices, sus infidelidades como motor de la historia, sus salidas de tono controladas y su humor repentino y surreal. Aunque aquí los personajes resulten un poco más atractivos de lo habitual ya que el protagonista (con su imaginación) y su esposa (con el affaire) buscan romper el orden y la monotonía de la vida familiar. El gran mérito es que, como en La séparation (1994), la historia de infidelidad queda fuera de la pantalla,  lo que le permite a la película ser más sutil de lo que aparenta. Y a Campbell Scott realizar un show histriónico. Por momentos el film se acerca a la tragicomedia o la comedia de terror (excelente la secuencia en que toda la familia está con gripe). Las niñas actrices que interpretan a las hijas hacen un excelente aporte (las dos mayores miran constantemente televisión y la menor, obsesionada con su padre, golpea a todo aquel que se le acerque). No tan bien parado queda el personaje de Denis Leary, paciente contestatario y amigo imaginario del protagonista a la Fight Club (1999). Sus frases y apariciones terminan cansando. El film se suma a Storytelling (2001) y The Safety of Objects (2001) como una respuesta un poco más inteligente a los temas de American Beauty (1999). Otra de las rarezas de Rudolph, como siempre despareja, pero más atractiva que de costumbre.