Cuento de terror en el que un hombre con la cara quemada por un accidente con un cable electrificado desarrolla poderes psíquicos en Illinois. El film es un delirio indescriptible que acumula elementos extravagantes (un agente del gobierno que investiga casos paranormales, una bruja que sólo el protagonista puede ver, un asesino serial de un pueblo de Wisconsin, escenas psicodélicas con experimentación de LSD, un prólogo en el que protagonista practica karate que no tiene nada que ver con el resto de la historia) hasta el cansancio. H. G. Lewis tarda tanto tiempo en ponerlos en imágenes que el film termina de forma abrupta.