Comedia en la que dos amigos punks viven en Salk Lake City, Utah a mediados de la década de 1980. Más allá de la estructura episódica, de que la premisa define el tono y de las modestas pretensiones, Merendino mantiene una distancia hacia los personajes, la época y el movimiento que enriquecen la propuesta. A decir verdad estos punks que son excelentes estudiantes, no toman drogas y sufren por sus novias tienen muy poco de rebeldes y anarquistas. De hecho al final se reconocen como impostores. Nuevamente es una cuestión de lenguaje y apariencia y allí la posición de Merendino es más crítica que irónica. En ese sentido la escena con los padres divorciados es lo mejor de la película porque expresa la hipocresía de la educación y las verdades no dichas. La banda sonora, que tiene canciones de The Ramones, The Stooges y Generation X, tiene predilección por el punk americano. Recién cobra vuelo cuando incluye a Blondie, Velvet Underground y Roxy Music. La película es una simpática pero inofensiva visión de la América de la década de 1980. Tal vez porque lo mismo que celebra es lo que critica.