Película de gangsters en la que un inmigrante cubano que se hace cargo del tráfico de droga en Miami. Remake de Scarface (1932). Brian De Palma muestra la otra cara de The Godfather (1972) a partir de un personaje absolutamente arrogante, desagradable y la casi total ausencia de la familia como institución. La película se mueve con comodidad en el terreno de la ambigüedad moral. La violencia, el machismo, el consumo de drogas, el dinero y el incesto deambulan con absoluta facilidad. La suma de situaciones que desembocan en la caída al infierno del protagonista da como resultado un final más espectacular que cualquier film de acción. En este caso De Palma no abusa de la pirotecnia visual, salvo en un par de secuencias: el travelling aéreo en la escena de la motosierra y el ralentí durante el asesinato del socio – amigo. Y da muestras de un especial cuidado en las escenas dramáticas: el encuentro con la madre, las discusiones con la hermana y la antológica pelea con la esposa en el restaurant. En todo caso las set pieces de acción y violencia se amoldan perfecto al relato y lo que sería otro cuento de ascenso y caída en el mundo del crimen con un esquema muy previsible se convierte en una obra (casi) maestra.
