Raising Cain (1992)

Psycho thriller en el que un psiquiatra secuestra niños y mata a sus madres para realizar experimentos con ellos en un pueblo de California. El film juega con temáticas difíciles (las múltiples personalidades, los traumas de la niñez, el abuso infantil), pero están resueltas simplemente como parte de una trama. El desarrollo puede parecer casi paródico gracias a los excesos argumentales, interpretativos y visuales. Hay lugar para el suspenso, un par de asesinatos, pesadillas dentro de pesadillas, sobresaltos y referencias a Hitchcock (el auto sumergido en el lago). La dualidad del asesino que habla con su hermano gemelo se favorece del hecho de que De Palma nunca muestra juntos a los dos personajes. La película pierde un poco de ritmo cuando atrapan al protagonista, pero sólo es un respiro para el espectacular clímax en ralentí con grúas que recorren los tres pisos de un motel.

De Palma se divierte y nos divierte con uno de sus thrillers más desinhibidos, delirantes y originales de su carrera. La película cambia constantemente de tono, de estructura, de punto de vista, de línea narrativa. Es como si sufriera de las múltiples personalidades que aquejan al protagonista. Incluso dentro del flashback en que la esposa recuerda su affaire con el amante De Palma es capaz de recrear una situación horrorosa. Destacar el detalle de la mirada a la cámara del protagonista cuando es interrogado en la policía. La cámara se convierte en el personaje invisible que sólo él puede ver. Al carecer de toda estructura, cuando nos queremos acordar el film se precipita a un clímax en un motel que, más allá del prodigio técnico y visual, deja espacio para una resolución abierta.