Loft (2005)

Cuento de terror en el que una escritora se muda a una casa de campo, conoce a un antropólogo que está estudiando una momia y se les aparece un fantasma en Japón. El film brinda una nueva oportunidad para disfrutar del arsenal de recursos cinematográficos de Kiyoshi Kurosawa, de su particular concepción del fantástico y lo sobrenatural y del hecho de que el buen cine de terror nunca pasa de moda. Es que en los primeros 45 minutos gracias a la paciente construcción del plano y del contraplano, a la consciente alteración de la cámara fija y la cámara al hombro, a las pocas explicaciones, a los largos silencios y a la meticulosa descripción de la rutina de la protagonista, Kurosawa nos pone en la piel de los personajes y la historia. Para después someternos a una extraña, fascinante e inexplicable sucesión de eventos que desafían toda lógica. Sin perder de vista una concepción de lo sobrenatural en la que los eventos pueden ser explicados pero creemos y queremos que no lo sean. Son pocos los directores actuales que pueden otorgar un ritmo propio a cada secuencia o escena y, al mismo tiempo, innovar en la planificación y en el montaje. Kurosawa es uno de ellos. La resolución incluye un poco de humor negro, casi absurdo, que confirman la personalidad de su autor. Kurosawa vuelve al cine de terror, tal vez con una propuesta más comercial. Pero sigue estando en un altísimo nivel.