Comedia dramática sobre dos pequeños delincuentes que se pasan el tiempo robando autos y buscando mujeres a lo largo de Francia. Blier mantiene una distancia prudencial respecto a sus personajes. Como si pese a todos los excesos que cometen en el fondo cree que son inofensivos. Está lejos del naturalismo porque los personajes no llegan a consumir todo el medio y siguen, terminada la película, su viaje sin rumbo. El film asume necesariamente una estructura episódica que deriva de esa falta de rumbo. Por momentos se cuela una veta surrealista (la escena en el tren con la madre que amamanta a su hijo, todo el segmento con Jeanne Moreau).