La ragazza che sapeva troppo (1963)

Giallo en el que una turista americana recién llegada es testigo de un asesinato del que no quedan rastros en Roma. Pese al que no vemos al asesino actuar y a estar filmado en blanco y negro, este es el primer giallo italiano, estrenado un año antes que Sei donne per l’assassino (1964). Bava es capaz de combinar una ominosa atmósfera gótica, unos paseos diurnos descriptivos por las plazas de Roma, alguna pizca de humor sútil y pequeñas fugas narrativas como en la escena en la iglesia.

Mario Bava da el puntapié inicial de lo que será el giallo en el cine (en la literatura los italianos utilizan giallo para referirse al policial en general). Un subgénero que combina elementos del policial, el suspenso y el misterio con una indudable atmósfera gótica. Esta mezcla da como resultado una adscripción al terror, algo artificiosa es cierto, pero fundamental para entender el camino que toma el género a partir de la década de 1960. Bava continúa siendo un puente entre las concepciones clásica y contemporánea del género de terror. Pero también efectúa un estimulante cruce con las posturas más radicales de la modernidad cinematográfica. No están lejos de su planteo ideas de Antonioni, Bergman y Godard. Para realizar esta operación Bava le pide permiso al neorrealismo italiano. Ya sea a partir la construcción narrativa a partir de la figura del testigo, de la mujer neurótica como protagonista, de cierto uso de las locaciones reales de las calles de Roma o de la estructura de entrevista que adquiere el film en la segunda parte. Hay momentos, especialmente en las escenas que la pareja de la turista americana y el médico italiano que la ayuda que remiten a L’avventura (1960) de Antonioni. La escena que la pareja comparte en la playa toma la idea de Hitchcock de filmar las escenas de amor como asesinatos. Si bien la película está rodada en blanco y negro y hay algunos toques de comedia exigidos para la distribución americana, ya están presentes casi todos los elementos que marcarán la estética del giallo: las pistas falsas, la puesta en escena estilizada, los asesinatos que se acumulan, el giro sorpresivo de la resolución.