Drama en el que un escritor va a una fiesta con su esposa luego de la presentación de su último libro en Milano. Nadie mejor que Antonioni para capturar el tedio burgués de principios de la década de 1960. La pareja entra a un hospital y va a una fiesta con la misma parsimonia. El misterio respecto al pasado y las razones de los personajes no impide la búsqueda de soluciones, o al menos fugas, que se expresan visualmente en algunas huellas del pasado o la presencia de los fuegos artificiales, los aviones y los helicópteros que observan en el cielo. La riqueza del film se completa con un humor subterráneo (el baile erótico en el cabaret, el juego de las baldosas en la fiesta) y diálogos filosos (las pocas veces que hablan) en el ambiente intelectual.
La notte es una película que deja al espectador exhausto. Densa, cargada de significados y de referencias literarias. Más que sobre la separación de una pareja, trata sobre el desencanto de una relación. El contraste de los cuerpos es muy marcado. Por otro lado, los cuerpos enfermos, moribundos, violentos que encuentran en el hospital resultan muchos más vivos, más “deseantes” que los que los protagonistas encuentran en la presentación del libro o la fiesta del final. Como en L’avventura (1960), asistimos al deambular en paralelo de dos personajes cuyo estado mental se encuentra sensibilizado por el ambiente que los rodea. En ese sentido, la utilización de sonidos urbanos: bocinas, máquinas de construcción, campanas, frenadas de autos subrayan ese malestar constante de los cuerpos. Desde el principio la cámara asume un punto de vista extrañado. Los planos picados que toman a los personajes desde ángulos altos desestabilizan la situación en que se encuentran.