Drama sobre el apoyo de Nelson Mandela a la selección de rugby de Sudáfrica durante el mundial organizado por su país en 1995. Basado en una historia real. Eastwood asume otro encargo. Ya son demasiados en los últimos años. En este caso con la forma de vehículo para la actuación de Morgan Freeman, de cuento de reconciliación racial y de escenas de rugby triunfalistas. Si bien no carece de virtudes como el montaje simple, directo y transparente, la remarcable actuación de Freeman y un par de momentos de emotividad pura, pero cuando el film se transforma en una sucesión de ralentíes de jugadas en el final cae en el ridículo. Igualmente logra transmitir (subterráneamente) la sensación de que después de la resolución del conflicto muy poco cambió en la situación de la nación. Eastwood ha llegado a los 80 años como el director más alabado del Hollywood actual. No es culpa suya.
