Interlude (1957)

Melodrama en el que una joven americana viaja por un trabajo en una agencia cultural y conoce a un director de orquesta en Munich. Más allá de una trama con ecos de Jane Eyre (1947) de Charlotte Brontë y del triángulo amoroso un poco rudimentario, el film se destaca por el juego de apariencias que propone Sirk (la imagen de la protagonista caminando por las calles, la escena en que recibe al doctor con una sonrisa para después decir que no quiere verlo).