High Crimes (2002)

Thriller judicial en el que una abogada debe defender a su esposo ex marine acusado de matar a nueve civiles en El Salvador durante una misión 12 años antes. Adaptación de la novela de Joseph Finder. El film es todo lo esquemático y formulático que puede esperarse: las rutinarias escenas de juicio, los peligros durante la investigación, los flashbacks de lo ocurrido (con un tono de fotografía distinto), el giro del final para ponerle pimienta a la historia. Lo único que salva al producto es el oficio de Ashley Judd, una actriz de carácter (a retener la escena en que interroga a su esposo), y Morgan Freeman como el abogado casi en la ruina que otorga algo de humanidad al conjunto. La puesta en escena de Franklin es uno de los más claros ejemplos de la cámara haciendo gimnasia innecesariamente, con movimientos para todos lados sin ningún sentido (aunque está descripción se aplica a la mayoría de los films de Hollywood actuales). La trama en un principio parecía criticar los procedimientos del ejército americano y las altas esferas del poder, pero queda reducida a una locura personal a causa del entrenamiento militar. Eso sí, esta vez salva el día un latino que sabe la verdad, aunque el protagonista siga desconfiando y no deje de apuntarle. Para la resolución, cualquiera que haya visto thrillers de Ashley Judd, Kiss the Girls (1997) o Double Jeopardy (1999) por ejemplo, sabe que no es muy afortunada al elegir pareja. Franklin sigue prostituyéndose en Hollywood, a la espera de volver al indie o ganar un poco de margen de maniobra en futuros proyectos.