Drama en el que una madre sufre la desaparición de su hijo y se lo sustituyen por otro en Los Angeles en 1928. Basado en un caso real. No contento con semejante planteo el guión agrega una trama de corrupción policial, un asesino serial de niños, un pasaje forzado en un manicomio, escenas de juicio explicativas y una apología a la pena de muerte para redondear las dos peores horas que se pueden pasar en el cine durante 2008. Estos films edificantes y reaccionarios son los que legitiman la xenofobia, el racismo, el bombardeo a países del medio oriente y la tortura de presos políticos. Ya sabemos que Eastwood tiene una transparencia narrativa, un clasicismo en la puesta en escena y una ideología de derecha, pero ¿realmente leyó el guión antes de aceptar este encargo? Porque Angelina Jolie es el prototipo de la no actriz, ya a los 15 minutos el guión es manipulador y televisivo y la nula empatía con los “villanos” es insultante. Tal es así el film que invita a revisar el prestigio de su obra en clave negativa. Parece que Eastwood ya está gagá. Lo mejor que puede hacer es dedicarse a la música.
