Precuela de Paranormal Activity (2007) en la que dos niñas hermanas son acosadas por fantasmas en California en 1988. Paramount sigue explotando el éxito del film de Oren Peli. En ese sentido, esta serie va camino a extenderse como Saw (2004-2010). Si ahora unos jóvenes documentalistas se hacen cargo de la dirección y la trama indaga en los orígenes de la historia e introduce cierta concepción demoníaca en la amenaza, el concepto y la ejecución son los mismos. El film se construye a partir de una cámara que se dedica a registrar espacios vacíos a la espera de un susto. Pero el potencial afectivo de esos espacios es engañoso porque el todo puede pasar no es tal. El susto previsible es la única opción. Consecuentemente, sólo el primer sobresalto funciona. El principal inconveniente de este planteo es que la manipulación del montaje reduce la figura del director a la del prestidigitador. La única idea atractiva (la introducción de una panorámica en el living de la casa) es aprovechada al máximo, pero no tiene prolongación. Si el cine de terror queda reducido a una sucesión de sustos previsibles, no hay mucha evolución respecto a la sucesión de torturas de Jigsaw.