Thriller en el que una mujer sale de prisión y se hace cargo de un chico buscado por la mafia en New York. La película es un remake innecesario y gratuito de un film de John Cassavetes que sólo sirve de vehículo para una Sharon Stone en horas bajas. Si bien no era una tarea fácil, porque el original era un producto híbrido y Cassavetes es un director imposible para Hollywood, tampoco ponen mucho empeño en hacer algo digno. Es que Lumet, como tantos directores surgidos de la generación de la televisión, toma las decisiones antes de rodar. Es incapaz de modificar el tono en el medio y cuando falla al blanco el film se convierte en irredimible. De ahí lo irregular de su carrera. Pero uno de los grandes problemas en este caso es Sharon Stone, que sale toda maquillada de prisión, su intento de imitación del acento de Gena Rowlands cae en el ridículo, de por sí sola es incapaz de sostener al film y resulta incomparable con esa inmensa actriz que es la esposa de Cassavetes. El guión no se preocupa por ocultar el despropósito de un disquete como centro de la trama y de unos mafiosos torpes e inofensivos. Las demás actuaciones están fuera de todo tono ritmo, en especial el patético Jeremy Northam en el papel del novio de la protagonista. Lumet cierra una década de 1990 que lo vio con encargos mediocres y propuestas ridículas. Sólo se salva Critical Care (1997).