Policial en el que cinco delincuentes son reclutados para un asalto suicida en un muelle en California. La película está en función de una resolución sorpresiva, pero esclarecedora. De vez en cuando Bryan Singer incluye alguna vistosa panorámica geométrica para subrayar, pero su puesta en escena desprende demasiada frialdad y cálculo. Si Singer y su guionista Christopher McQuarrie son así a los 30 años… El film tiene muy poco que aportar en cuanto a los personajes (los criminales y los policías son estereotipos) y a su inscripción en el género policial (la mitología diabólica no está profundizada).