Cuento de terror que en el que cuatro jóvenes se pierden en el campo de Texas en la noche de Halloween de 1977. El film es un pastiche de citas cinéfilas al cine de terror de profundis, coherente dentro de su propia incoherencia. Los principales referentes son la deformidad extrema de Tobe Hooper en The Texas Chainsaw Massacre (1974), Eaten Alive (1976) y The Funhouse (1981) y las óperas zombi de Lucio Fulci, Zombi 2 (1979), Paura nella città dei morti viventi (1980) y …E tu vivrai nel terrore! L’aldilà (1981). La película tiene dos partes bien diferenciadas: la llegada de los jóvenes a la casa donde son asesinados y el escape de la protagonista de las profundidades del cementerio. En la primera, el montaje desquiciado, las imágenes perdidas del video o la televisión y la fotografía del color del negativo nos hace preguntar si Rob Zombie está loco o si son estos recursos los que originaron el retraso en el estreno del film. La segunda está ambientada en unas catacumbas que huelen a muerte y recupera el rigor de los grandes finales del género. La particular relación de desprecio y compasión, odio y amor que se establece entre la actriz maltratada y el director recuerda a Polanski, Argento, Hooper o Carpenter. La presencia de ilustres figuras del género (Bill Moseley como un psicópata con conciencia social, Karen Black como la madre white trash que es igual a su hija y Tom Towles como el policía que investiga la desaparición) es un plus. Como Tarantino en el cine policial, Rob Zombie hace un válido intento de recuperar una estética en el terror.