Drama en el que una agente inmobiliaria, un vendedor de nichos funerarios y un desocupado amante de la primera comparten sin saberlo un departamento en venta en Taipei. Las películas de Tsai Ming-liang duelen e incomodan por el retrato nada complaciente que hacen de la condición humana. Vive L’Amour (una ironía del título) es un film sobre la falta de amor y la incapacidad para conseguirlo.