Turtle Diary (1985)

Drama en el que una escritora y un empleado de una librería planean sacar unas tortugas marinas que están en un tanque del zoológico y llevarlas al océano en Londres. A partir de la sutileza del guión (cortesía de Harold Pinter), del humor subterráneo y, por supuesto, de las actuaciones de Glenda Jackson y Ben Kingsley, el film escapa a la previsibilidad. John Irvin demuestra que es mucho más inteligente de lo que su selección de proyectos hace suponer. La utilización del color, del montaje de atracciones y de la resolución paradójica dan vida al film.