Todas las azafatas van al cielo (2002)

Comedia romántica en la que un oftalmólogo viudo conoce a una azafata embarazada en un viaje a Ushuaia. Las virtudes del cine de Burman (la habilidad para los diálogos, la desdramatización de las situaciones, el retrato de los personajes) quedan opacadas por un diseño visual demasiado preciosista. El film no puede conciliar los mecanismos de la comedia romántica con la aspereza de una historia de amor fou, el tono ligero con la tragedia, la estilización con el realismo. Queda en el medio de todos ellos. Es como una especie de Los amantes del círculo polar (1998) sin sexo ni pulsión erótica. Más allá de que Alfredo Casero e Ingrid Rubio se lucen en sus papeles, a la relación de la pareja le falta vuelo. La búsqueda del artificio y el cuidado formal de la película no son suficientes.