Policial en el que un ladrón especialista en bóvedas se asocia a un capo mafioso en Chicago. Ya desde su ópera prima Michael Mann desarrolla un fascinante estilo visual (el magistral uso de las luces y los encuadres) y sonoro (música electrónica pionera en el cine americano). Todo al servicio de una trama simple que utiliza las estructuras metálicas de la ciudad para definir a los personajes. Casi todas las escenas terminan con un plano del lugar vacío. Mann aprovecha las nuevas tecnologías para mantener viva la tradición del género policial. En el debe, todavía no logra la introspección mental de futuros trabajos.