Cuento de terror en el que una serie de asesinatos interrumpen la producción de una ópera en un teatro de Londres en el siglo XIX. La tercera adaptación de la novela de Leroux al cine no introduce mejoras significativas. Tal vez sea el peor film de terror de Fisher basado en los clásicos del género. Es que resulta difícil sacar tres films por año. Y, a decir verdad, el material de origen no es tan favorable como en otras ocasiones. Fisher tarta de darle un poco más de movimiento a la cámara (llega a incluir hasta un zoom), pero se nota que no está cómodo. En este caso se nos presenta al fantasma como una pobre víctima inocente. Ni siquiera comete crímenes. El villano se encarna en el dueño de la Ópera.