Musical en el que a un príncipe le encomiendan rescatar una princesa con una flauta mágica en Europa en la edad media. Las limitaciones de la pantalla chica, la sincronización de las voces, el escenario teatral y las miradas a cámara Bergman las convierte en virtudes: los primeros planos de la audiencia, la música que conduce el relato y los colores de la fotografía de Sven Nykvist. Como resultado tenemos uno de los films más alegres de su carrera.