Comedia dramática en la que un ex jugador de fútbol americano es enviado a prisión y se hace cargo del equipo de reclusos en Florida. Aldrich se toma su tiempo para presentar a los personajes. Se siente cómodo entre estafadores, abusadores, asesinos y violadores. Y aprovecha el humor negro del guión. Cuando llega el partido saca provecho de la split screen (evita contraplanos), de los cortos planos fijos y de la violencia del montaje. Se reserva un último gesto (el protagonista que se vuelve para buscar la pelota) que define la belleza del juego.