The Living End (1992)

Historia de amor de un joven que se prostituye y un crítico de cine, ambos HIV positivos, en la que se embarcan en un viaje hacia ninguna parte por el desierto de California. Desde la crudeza de las imágenes y el bajo presupuesto, Araki hace más un film sobre el vacío existencial y el amor como único consuelo que sobre la enfermedad. Confluyen varias estéticas y referencias, el radicalismo político y la rebeldía de la década de 1970, la nouvelle vague y Jean-Luc Godard, el gusto por la ironía y la distancia, la violencia y la provocación gratuita, que hacen ver a otros cineastas gays americanos (Van Sant, Solondz, Haynes) como totalmente asimilados y digeribles.