Cuento de terror en el que unos empleados de una compañía minera se enfrentan a una fuerza sobrenatural en el Polo Ártico. Ajeno a toda moda y tendencia dominante, Fessenden continúa su camino en el cine de género independiente. Si bien la premisa puede recordar a The Thing (1982) por la ambientación en la nieve, la desconfianza entre los personajes y la amenaza constante, nada más alejado que el festival de gore del film de Carpenter. De hecho, el discurso ecológico, el extraño fenómeno climático y la negación de visualizar lo sobrenatural acercan al film al terreno de las ficciones de Kiyoshi Kurosawa. Pero es ante todo gracias al gran trabajo de los actores que hacen creíbles a sus personajes, a las situaciones simples y plausibles (pero en el fondo también límite) y al excelente uso de la banda sonora ambiental que el film despunta. Tal vez en el final precipita algunos accidentes y reacciones, pierde algo de tensión con los montajes paralelos y recurre a una elipsis que facilita demasiado el epílogo. Pero nos regala (en realidad, nos niega) un plano final en off visual. Quizá necesite algún tiempo para ser apreciado, pero el film es un paso adelante en la obra de Fessenden.