Cuento de terror en el que una familia de vacaciones es atacada por otra familia caníbal en el desierto de Nevada. Craven continúa la línea de terror marginal y shoqueante de The Texas Chainsaw Massacre (1974). La película se preocupa por mantener el ritmo en todo momento. La primera parte utiliza los indicios de forma directa. El quiebre se da cuando todos los personajes se juntan en la casa rodante (la mejor secuencia del film). Y la segunda parte muestra el enfrentamiento final con los sobrevivientes. La historia no pierde nunca cierta base dramática y las muertes no entran en la estética del body count.
Craven se encontraba en la disyuntiva de hacer un film en la misma línea que The Last House on the Left (1972), pero al mismo tiempo adoptar un esquema de producción más convencional con vistas de ingresar a Hollywood. Por eso queda a mitad de camino de hacer el retrato de una familia criminal y de adoptar sólo el punto de vista de las víctimas. Entre una película de terror shoqueante y otra a merced de los lugares comunes del guión. La fotografía en 16 milímetros le da look crudo y por momentos Craven encuentra alguna solución sugerente, pero el principal problema es que su film no es ni aterrador ni lo suficientemente malicioso. La familia continúa en el centro de sus films, tanto de un lado como del otro, pero el discurso no va más allá de lo obvio. Craven todavía está en busca de un estilo, ya sea en la manera de cortar y mover la cámara, como la forma de crear suspenso y recurrir a los sobresaltos.