Tercer capítulo de la saga mafiosa de la familia Corleone, veinte años después de la segunda parte, ahora intentando blanquear su situación en el marco de los negocios del capitalismo contemporáneo a través de la Iglesia, ya sea a partir de los contactos con el Vaticano como la corrupción que involucra a la sucesión del Papa. De las tres entregas esta es la más interesada en una historia de amor (entre primos) y la menos violenta, salvo en la trágica resolución. Destacar la primera hora con una fiesta que recuerda al comienzo de la primera parte, la presentación del personaje de Andy García y el uso de los fundidos en negro para encadenar las escenas. Lo peor resulta algunos ejercicios de vanidad en el uso de las canciones, la ópera y las ceremonias, que hacen decaer el ritmo del film en la parte final.