Dracula (1992)

Cuento de terror en el que un vampiro de Transilvania se muda a Londres en la década de 1890. Nueva adaptación de la novela de Bram Stoker, sin dudas la más exuberante, moderna y fiel al original hasta el momento. Coppola aprovecha la historia ya conocida y la libertad que la da el género de terror para dar rienda suelta a su imaginación visual (uso de los colores y los movimientos de cámara) y narrativa (montajes paralelos y múltiples narradores). Tanto es así que el film puede gustar a los seguidores del género (a partir de sus referencias cinéfilas y los excesos de sangre) y a los ajenos al terror como melodrama romántico de época, aunque no logre asustar mucho. La interpretación del mito del vampirismo que hace Coppola como brecha temporal que abre el amor (ya sea como recuerdo de… o posibilidad de…) y acompañada por el despertar sexual de la protagonista es de carácter netamente personal.