Aventura de terror en el que una pareja de vacaciones en Bermuda descubre un tesoro rodeado de tiburones en aguas profundas. Adaptación de la novela de Peter Benchley. La película acusa una indefinición entre el relato de aventuras (el estatismo del principio, el poco interés por el tesoro en sí), el thriller (la indefinición de la amenaza) y el policial (la trama con unos traficantes resulta forzada). Pero no se puede pedir más que la impresionante fotografía bajo el agua, un dibujo de personajes para nada molesto y una narración fluida que se toma su tiempo en presentar la situación. Para un producto de entretenimiento escapista que en principio sólo era un exploit de Jaws (1975) no es poco.