The Company (2003)

Retrato de una compañía de danza que ensaya para la presentación de una obra en Chicago. Una cosa es la mirada irónica, distante o satírica, pero otra es tener que salirse del film para encontrar el conflicto. El estilo semi documental retocado, el refinamiento visual de la puesta en escena y la inconsistencia de los personajes y las historias lo único que hacen es alejar al espectador. Pero son los riesgos de delegar el guión a las experiencias de una actriz con ganas de revivirlas, de la prolífica carrera de Altman de aceptar encargos y de una mirada tan general y abarcativa que termina perdiendo el rumbo. Tal es así que la película se parece a un capítulo de una serie de televisión alargado que no fuerza ningún músculo cerebral. En el tintero quedan los abusos a los que son sometidas las bailarinas, la madre insoportable de la protagonista y la reivindicación de la búsqueda de la perfección artística, todas posibilidades sugerentes. Altman se encarga de vez en cuando (y él solo) de desmentir su prestigio.