Melodrama en el que un psicólogo se enamora de una amiga de la adolescencia de su esposa en Londres. Fisher empieza a refinar algunos detalles visuales de la puesta en escena (la utilización de las luces y las sombras, las líneas diagonales y horizontales). Hasta llegar a una resolución que adquiere resonancia respecto a su posterior obra en el género de terror: el protagonista convertido en una especie de zombi, la arquitectura del plano que marca un único camino.