Summer Interlude (1951)

Historia de amor de una joven bailarina y un estudiante universitario de vacaciones en una isla cercana a Estocolmo. En la primera hora, los gestos y las palabras de la pareja protagonista resumen una de las historias de amor más bellas de la historia del cine. Después el dramatismo hasta se vuelve necesario. La película está narrada en un gran flashback a partir de la lectura del diario de él años después. Sin ser tan rupturista como Hiroshima mon amour (1959), Bergman hace un mejor manejo del tiempo como cura y el film resulta más emotivo y pasional. La escena de sexo resuelta con el gesto del perro que se echa a dormir resulta genial.