Spider-Man (2002)

Adaptación de comic en la que un adolescente se convierte en el Hombre Araña y se enfrenta al Duende Verde en New York. Raimi pone un llamativo énfasis en la historia de amor de Peter Parker y Mary Jane. Y está bien que lo haga, porque sin ella en el film no existe conflicto. El retrato que hace del villano es muy pobre. Sin embargo las escenas de la pareja conociéndose y la dramática muerte del tío por momentos se prestan más para la risa. De Batman (1989) toma la partitura de Danny Elfman, la secuencia de créditos y la descripción paralela de la transformación del villano. De Superman (1978), las catástrofes que involucran a inocentes. Pero todavía carece de la ironía de esos films. Pese a sellar un modelo visual que seguirán todas las siguientes adaptaciones de comic de Marvel, Raimi no deja marca de su particular estilo, como sí hacía hasta en encargos del tipo For Love of the Game (1999). Algunas imágenes espectaculares como la del Duende Verde volando por los rascacielos, Spider-Man girando en el aire ante los disparos y la explosión que le rompe la máscara, son más deudoras de los efectos especiales (que dicho sea de paso muestran sus defectos cuando el protagonista se mueve demasiado rápido) que de su inobjetable talento visual.