Giallo en el que una clarividente tiene una visión que la lleva a descubrir un cadáver en una propiedad de su esposo en la región Toscana. Fulci muestra un ritmo lento pero seguro, poca predilección por la sangre y ningún asesinato. En ese sentido, el film se aleja de la dinámica habitual del giallo. Lo que sí logra es un excelente clímax en una iglesia abandonada. Sólo molestan los constantes zooms sobre el rostro de la protagonista.