Secuela de Rush Hour (1998) en la que la pareja de detectives va a la caza de unos falsificadores en Hong Kong, Los Angeles y Las Vegas. Ratner y compañía tratan de capitalizar el inesperado éxito comercial del original con una secuela más rápida, ruidosa y limitada, si tal cosa es posible. Si la primera parte ya era suficientemente despreciable, ahora la inclusión de una trama con “pretensiones”, unos anodinos personajes femeninos y unos chistes internos repetidos no puede ser más desafortunada. Se ve que Ratner admira a Scorsese y De Palma en los aspectos más superficiales y esa influencia deviene nefasta. El constante movimiento de la cámara y los personajes no logra más que anular la acción y la reflexión. La última parte en Las Vegas es un chiste de mal gusto. Y la secuencia de créditos final se compone de gags de backstage actuados. El único consuelo es la corta duración. La frase de Jackie Chan lo dice todo: “Viajar 15.000 millas para esto”. Ratner continúa superándose en cinismo e hipocresía.