Policial en el que un ex agente del FBI despedido se infiltra en la mafia para recuperar su puesto en Chicago. El film trata de ser muchas cosas a la vez, ninguna de ellas particularmente original o convincente, por eso al final Schwarzenegger agarra las armas, se pone una campera de cuero y empieza a voltear muñecos. Resulta paradójico que en la América de Ronald Reagan, donde los criminales visten saco y corbata y habitan en rascacielos, la única salvación sea Schwarzenegger, quien 20 años después va a ocupar su puesto (al menos en el estado de California)