Cuento de terror en el que un monstruo enmascarado secuestra unas jóvenes que luego aparecen muertas de sobredosis de heroína en las playas de Maldonado, Uruguay. Más allá de su nada disimulado costado exploitation, el film tiene un sorprendente acabado formal. La fotografía en blanco y negro de Aníbal González Paz (el mismo operador de El vampiro negro (1953)), las playas desoladas de Uruguay y la niebla que aparece oportunamente le dan al film una verdadera atmósfera de terror. Pese a que no hay puñaladas, la película es un slasher en potencia. Pertenece a ese subgénero de películas de terror ambientadas en la playa de la década de 1960 que todavía no se pueden despegar de la figura del monstruo: The Horror of Party Beach (1964), The Flesh Eaters (1964), The Beach Girls and the Monster (1965). Lo que sí agrega son unas escenas de pseudo desnudos muy inocentes. Gloria Prat podría haber sido una gran scream queen argentina. Pasada la mitad del film la repetición del mismo esquema, la nula progresión narrativa y la presencia inútil del detective que investiga el caso dejan como único punto de interés el misterio por la identidad del asesino. El problema con la máscara del asesino (más allá de su ridículo aspecto) es que congela sus rasgos.