No te mueras sin decirme adónde vas (1995)

Historia de amor de un proyeccionista de un viejo cine y el espíritu de una mujer que es su alma gemela en Buenos Aires. Subiela logra cierto balance entre lo inverosímil y lo original, entre el tono solemne y el tono socarrón. Pero los 130 minutos de la película son excesivos. Los problemas aparecen por la falta de pasión y carnalidad en la historia de amor, los diálogos repletos de frases declamativas y las ramificaciones hacia conflictos innecesarios (los desaparecidos).