Thriller en el que una adolescente participa de un juego online de desafíos en la vida real que se vuelven cada vez más peligrosos en New York. La pareja de Joost y Schulman abandonan momentáneamente el género de terror, ascienden un par de escalones en la escala presupuestaria y adaptan una reciente novela de Jeanne Ryan, pero sus películas siguen careciendo de ideas. El problema del film es que consume demasiado pronto lo poco que podía darle semejante premisa argumental. Entonces queda preso de un juego que (si bien podría ser factible) no le proporciona la real amenaza que la historia necesita. De allí que tenga que inventarse unos hackers que asaltan las cuentas bancarias, unos jugadores que quedan atrapados y un ridículo duelo final con armas de fuego. Por no hablar de la moralina final con sabor a Catfish (2010). En la banda sonora repleta de canciones de vez en cuando suenan algunas buenas (Jungle, Blood Orange).