Necronomicon (1968)

Cuento de terror en el que una stripper que hace un acto de sadomasoquismo empieza a confundir el sueño con la realidad en Lisboa. A partir de este film, Franco empieza a experimentar con una libertad narrativa (la arbitrariedad de los sucesos), visual (la imagen distorsionada) y sexual (lesbianismo) hasta ahora inédita en su obra en una constante fuga hacia la irrealidad. Franco es capaz de darle a cualquier escena (un viaje en tren, una fiesta, un velatorio) un aire surreal, al mismo tiempo que incluye referencias al psicoanálisis, al cine de arte y a la literatura de la época.