Mezcla de documental y ficción en el que un chico discapacitado es cuidado por su maestro en los bosques de Tailandia. En su primer largometraje Weerasethakul se desentiende de la tiranía narrativa y se desplaza como un simple observador. Pero el solo hecho de prender una cámara, de realizar un corte, de incluir testimonios que complementan la historia o de invitar al espectador a dilucidar el misterio tiene en este caso una pureza e inocencia narrativa inédita en el cine contemporáneo. El film se dispara en dos direcciones complementarias: el narrador observado (arbitrario, contradictorio, maleable, modificable) y el narrador observador (auténtico, real, libre).
