Melodrama en el que un hombre se enamora de la vendedora de una juguetería en Buenos Aires. Ferreyra realiza el primer film sonorizado con discos del cine argentino, pero la puesta en escena (como también en sus posteriores películas) mantiene la estética, el ritmo y la belleza del cine mudo. Solamente dos tangos cantados y tres largos planos fijos de conversaciones hacen alardes del nuevo sistema. Es una lástima que la ausencia de algunos fragmentos y la falta del sonido no permitan disfrutar del film completo en la actualidad. Aun así se puede rescatar algún montaje impresionista, el gusto por el rodaje en las calles y los travellings en el puerto del final. Muchachos de la ciudad (1937) es casi un remake.