Drama en el que un adolescente es castrado por su madre en un arrebato de furia por la infidelidad de su esposo en Corea del Sur. Kim Ki-duk monta una serie de excesos que involucran violencia, humillación, incesto, trasplante de genitales y todo lo que pueda ser imaginado en el medio. Moebius es una propuesta en apariencia extrema, pero que en realidad no conlleva ningún riesgo. La película es un mal sueño, ni siquiera tiene la nobleza de una pesadilla. La ausencia de diálogos obliga a los actores a un tono de actuación cercano al cine mudo, pero Kim muestra unas marcadas dificultades para expresar lo simple. Su nula capacidad para integrar al humor al conjunto se hace más evidente en propuestas como esta. Algunas imágenes al principio y al final son lo más cerca que estuvo de hacer una película de terror, pero el concepto no se sostiene durante el resto del metraje. En general los críticos americanos fueron bastante benévolos con el film, tal vez porque tienen más tolerancia para los excesos. Lo peor que le puede pasar a un director es convertirse en una parodia de sí mismo y eso es lo que le está pasando a Kim Ki-duk.