Comedia dramática en la que un stripper masculino toma como protegido a un joven de 19 años en Tampa, Florida. Soderbergh se pone al servicio de una nueva estrellita de turno para hacer el típico film americano. Ahora es el turno de una ocupación poco visitada por el cine, el stripper masculino. Si hay algunos vestigios de realismo y actualización, un trabajo en la puesta en escena desde los planos fijos y una idea de posibilidad de cambio (Schrader) que ennoblecen la propuesta, tampoco es para ilusionarse. Todavía persiste esa tendencia en Soderbergh de lavar el material de cara a la aceptación masiva con un sustrato culposo, un cuento de advertencia y una pacatería a la hora de mostrar. Si por momentos amagaba entrar en el mismo terreno que Boogie Nights (1997) o The Wrestler (2008), aquí la curva descendente se detiene mágicamente. Tampoco encuentra en los personajes (el joven aspirante vacío, la hermana protectora reaccionaria) y en las actuaciones (Channing Tatum poca capacidad de introspección, Matthew McConaughey dando un show fácil) el apoyo necesario. Soderbergh sigue haciendo concesiones para no perder su lugar en la industria. En este caso desaprovecha una buena oportunidad de hacer algo digno.